jueves, 10 de junio de 2010

Ana

Desde la cornisa, mi mente advierte, la inconveniencia que produce la luz que proyecta la ventana.
Contornos suaves trazados por miles de manos, a tientas, a oscuras, entre la nada.

Testigo soy de un espectaculo perverso, atravez del cristal observo la tortuosa cadencia de una figura que ansio moldear para poder culminar mi deseo.

En el cristal unas letras, en ellas un nombre, el ave no cantará mas.

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